Frederic Mompou y el Palau
Retrato del compositor Frederic Mompou durante un concierto de la Orquesta Ciudad de Barcelona en el Palau de la Música Catalana, con motivo de su concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad de Barcelona en 1986. Autor: Pau Barceló
A Frederic Mompou (1893-1987), compositor y pianista, se le considera uno de los músicos más universales de nuestro país. Hijo de padre catalán y madre de origen francés, inició sus estudios en Barcelona con Pere Serra, ampliándolos en París con Ferdinand Motte-Lacroix y Marcel Samuel-Rousseau.
Su modelo estético totalmente personal surge de la fascinación por la música de Fauré, Chopin, Liszt, Grieg, Debussy, Ravel y Granados, aunque transformándola para seguir su propio camino y estilo personal.
Sus inicios como compositor en 1908 se vieron influenciados por la asistencia en Barcelona a muchos conciertos de grandes intérpretes, como Horszowski, Pederewski, Granados, Risler, Sauer –todos ellos actuaron en el Palau–, además de su asistencia a los conciertos que Fauré brindó en el Gran Teatre del Liceu; de hecho, el descubrimiento de Fauré le estimuló de forma especial en su búsqueda en la creación musical.
Después de 1911, al igual que muchos otros músicos, viajó a París, donde tuvo como maestro a Ferdinand Motte-Lacroix, quien se convertiría en uno de los primeros intérpretes y divulgadores de su música. Pero tuvieron que transcurrir diez años, hasta 1921, para serle reconocida su obra compositiva en París, en un concierto donde su propio maestro fue el intérprete y estrenó muchas de sus obras, alcanzado un gran éxito de crítica.
El documento que puede contemplarse este mes de abril, su Noveno Preludio, lo compuso en 1943. Al inicio de la pieza anota como indicaciones un languido general y especifica a su vez molto cantabile espressivo ma non troppo lento, en alusión chopiniana. Una de sus indicaciones más particulares son las pequeñas rayas horizontales que a veces figuran sobre las notas de esta partitura, indicaciones que afectan de forma particular al tempo de la obra, retrasando el discurso. La obra se caracteriza por un marcado cromatismo interno y largos acordes. Sus cuatro primeros Preludios, concebidos como piezas aisladas, se dan a conocer a partir de 1930, mientras que los siguientes números, del 5 al 10, aparecen a partir de 1952.
No obstante, este no es el único documento original que conservamos de Frederic Mompou, otro corresponde a Cantar del alma, una obra para coro mixto y órgano cuyo estreno tuvo lugar en el Palau de la Música en 1952.
La vinculación de Mompou con el Palau le nace ya desde muy joven con la asistencia a conciertos, y desde entonces, su contacto, aunque con periodos intermitentes a lo largo de su juventud, se extenderá a toda la vida. Así, hay que destacar su paso como intérprete, los repetidos homenajes y estrenos de su obra, así como su labor como miembro de la Junta del Orfeó Català. Todo ello se pone de manifiesto a través de la programación, fotografías y demás documentos que se conservan en el CEDOC.
La primera actuación de Frederic Mompou en el Palau de la Música Catalana, fue el año 1964 en un concierto de homenaje en el que él mismo actuaría acompañando a la soprano Montserrat Caballé. Dos años más tarde, en 1966, la entidad Forum Musical le organizaba también un concierto de homenaje donde él mismo interpretaba su obra, y con una primera parte acompañando a la soprano Carmen Bustamante. Durante esa década actuaría finalmente en un homenaje que le hicieron en 1969 compartiendo escenario con Montserrat Alavedra.
Por último, en 1973 la Associació de Cultura Musical, en conmemoración del 40 aniversario de la entidad, ofreció un concierto con la interpretación de obras de Mompou y también el estreno en el Palau de Becquerianas.
Cabe señalar que en 1993, declarado Año Frederic Mompou a raíz de su centenario, se le dedicó una exposición, “Semblanzas”, y un concierto inaugural con Victoria de los Ángeles, Joaquín Achúcarro y Albert Guinovart el 13 de abril, y al día siguiente la entidad Euroconcert le dedicó un nuevo concierto de homenaje.
De las múltiples oportunidades en que se ha interpretado la obra de Mompou en el Palau, sobresale el estreno de diferentes obras: Charmes, el 19 de mayo de 1915, de la mano del pianista Ricard Viñes; La hora gris, para voz y piano (1923), Cancioncilla incierta (1927); Altitud, para violonchelo y piano (1929); El pájaro dorado (1971); El puente, para violonchelo y piano (1977); un homenaje a Pau Casals y, por último, La vaca ciega (1985).
Hay que destacar también su vinculación con el Orfeó Català en calidad de miembro de la Junta Directiva como vocal entre los años 1968 y 1976, un periodo que supuso para el Palau un empuje musical importante, con un crecimiento sostenido respecto a actividad concertística, bajo la presidencia de Joan Anton Maragall i Noble.
Mompou también fue solicitado, en 1963, para formar parte del jurado del tercer concurso de composición convocado por el Orfeó. Las anteriores ediciones tuvieron lugar en 1951 y 1958. El de 1963 fue el último, y el jurado estaba constituido por Joan Massià, Rafael Subirachs, Xavier Montsalvatge, Lluís Maria Millet y Frederic Mompou.
Por último, entre las fotografías conservadas en nuestro archivo, se percibe en ellas su cordial y amistoso carácter hacia los artistas que visitaban el Palau; muchas de las imágenes pertenecen a su periodo como miembro de la Junta. De él conservamos también imágenes realizando visitas al camerino de los artistas Anton Rubinstein, el arpista Nicanor Zabaleta o a Antoni Ros Marbà.
Por último debe mencionarse su estrecha vinculación al Concurso Internacional de Piano Maria Canals, siendo jurado del mismo varios años, tal y como se aprecia en numerosos testimonios fotográficos, circunstancia que le facilitó una actividad más estrechamente vinculada con el Palau.