Tesoros del Palau
Un momento capital de la historia de la música catalana se encuentra representado por el fondo de manuscritos autógrafos de Pep Ventura, rico en partituras de sardanas. Gracias a las campañas para recoger testimonios vivos de la música popular catalana, se publican cancioneros o se editan obras musicales destinadas a los jóvenes.
Conjunto de azulejos de los dichos populares de artes y oficios que fueron dados al Orfeó Català en fecha desconocida y que están enmarcados en tres tablas compuestas por nueve piezas cada una. El origen de esta clase de azulejos hay que buscarlo en las antiguas auques o aleluyas que representaban personajes con las labores del campo y las propias de los artesanos, aunque a veces pueden verse animales, reales o mitológicos, o temas extraídos de las fiestas populares. Los más antiguos, del siglo xvii, presentaban trazos en azul o verde, pero cuando se popularizaron, a partir del siglo XVIII, son siempre piezas polícromas que quedan encuadradas por una pequeña franja de color amarillo. La cronología puede establecerse a partir del elemento vegetal que se dispone a ambos lados de la figura central. La organización de cada uno de los azulejos dentro del conjunto es aleatoria, la más antigua podría ser la última de la tercera tabla, el hombre que toca la guitarra, de la serie margarita, así denominada por la flor en forma de bulbo que data del siglo xvii. Las más numerosas podrían formar parte de la serie de la palmera –siglo XVIII–, con una serie de hojas puntiagudas dispuestas a cada lado y que representan músicos tocando la guitarra, el bajón –un precedente del fagot–, la gaita, el tambor, la trompa, flautas y trompetas, el violín y la viola o una especial viola de gamba. Y por último, la tabla central muestra piezas más estilizadas de la serie del ágave caracterizada por un matorral de tres sencillas hojas y que podría corresponder al siglo XIX.